Miedo,
Por eso vivo, para sentirlo en el cuello,
Cuando el corazón lucha con mis pensamientos,
Con este dolor cerebral,
Con el afán de tirarme en el viento,
Y desde el quinto piso, esperar sentir el más tremendo miedo
Y aún así no sientes casi nada.
Casi nada,
Por tu culpa el miedo de morir se transformó en deseo,
Y más miedo tengo vivir sin ti, que a tú lado,
Y en el vuelo de los pajaritos,
Me pregunto si a ellos les gusta romperse el corazón en taquicardia,
Mientras a los humanos les da infarto.
No, ya no quiero hablar de miedos,
Aunque estoy llena de ellos y me salen por la boca,
Aunque mis letras se llenaron de angustias,
Mis manos aún tiemblan de susto, con labios que sangran,
Con ojos que buscan un punto,
Y el cielo que me deja caer en vano.